Esta es la historia del hombre más hambriento del mundo, Tarrare, un hombre que fue acusado de comer carne humana, de todas las partes del cuerpo, en especial las extremidades. Este soldado perteneciente al ejército francés mantenía una dieta extraña y sobre todo, difícil de saciar. Podía comer hasta por lo menos 10 kilogramos y su historia, al igual que su dieta, son lo que vas a conocer esta noche dentro de este post, comencemos.
¿Quién es el hombre más hambriento del mundo?
Tarrare nació en la ciudad francesa de Lión en 1772, mantuvo una infancia relativamente tranquila, siempre comió mucho, lo cual sus padres consideraban un obstáculo para mantener, no fue hasta la adolescencia cuando decidieron echarlo de su casa ya que el tipo siempre estaba hambriento. Se dice que en ésta época podía alimentarse de un cuarto de buey en un sólo día, después de que abandonó su hogar estuvo rondando en distintas ciudades junto a una banda de delincuentes y prostitutas, mendigando y robando comida. Fue así por un tiempo hasta que logró conseguir un empleo como telonero de un charlatán ambulante, atraía al público comiendo tapones, piedras, animales vivos, hasta se tragaba cestas de manzanas enteras, comía de forma salvaje y tenía un gusto especial por la carne de serpiente.
Aspecto del hombre más hambriento del mundo
Tarrare, a pesar de su dieta poco ortodoxa, mantenía una complexión delgada y de altura media, a los 17 años solamente pesaba 45 kilos. Se le describe con un cabello fino y claro poco frecuente y una boca excepcionalmente grande con dientes muy manchados y labios casi invisibles. Cuando no comía, su piel colgaba tanto que podía rodearse la cintura con el pliegue de la piel del abdomen. Cuando estaba lleno, su abdomen se hinchaba de forma similar a la de un globo. La piel de sus mejillas estaba arrugada y le colgaba, y cuando se estiraba, podía meterse doce huevos o manzanas en la boca. Su cuerpo estaba caliente y sudaba mucho. Además, sufría constantemente de un nauseabundo olor corporal. Se le describe como maloliente hasta tal punto que se hacía insoportable a una distancia de hasta veinte pasos, este olor se hacía notablemente fuerte después de haber comido. Sus ojos y mejillas se volvían sanguinolentos, un vapor visible se desprendía de su cuerpo y entraba en un estado letárgico durante el cual eructaba ruidosamente y sus mandíbulas simulaban los movimientos para tragar. Sufría diarrea crónica, descrita como fétida más allá de toda concepción. A pesar de su inmensa ingesta de comida, no parecía ni vomitar excesivamente, ni ganar peso. Aparte de sus hábitos alimentarios, sus contemporáneos no observaron ningún signo aparente de enfermedad mental o comportamiento inusual en él, más que un aparente temperamento apático.
No hay causas conocidas para el comportamiento de Tarrare, se dice que el hipertiroidismo pudo ser causante de su extraña capacidad, ya que uno de los síntomas es el apetito constante, aunque no se tiene constancia de otros casos parecidos al suyo, ni tampoco sobre los detalles de su dieta, es por eso que la información no es del todo clara.
Tarrare entró al ejército
El hombre más hambriento del mundo se enlistó en el ejército cuando estalló la revolución francesa. Había un problema, y era que las raciones que daban no eran suficientes para saciar el hambre de Tarrare, decidió seguir buscando alimentarse en la basura o robando comida, pero esto ganó la atención de los médicos militares, que decidieron transferirlo al hospital militar para experimentar con él.
Es aquí cuando se dio a conocer, pues los médicos quedaron impresionados con su incapacidad para saciarse, le cuadruplicaron las raciones y aún así podía seguir comiendo como si nada, lo nombraron como El Insaciable Tarrare. Uno de los primeros experimentos fue otorgarle las raciones de 15 personas, además de dos pasteles de carne y 20 litros de leche, se los comió enteros. En diferentes ocasiones le llegaron a dar animales vivos, una vez mató a un gato abriéndole el pecho con los dientes, bebiendo su sangre y finalmente tragándoselo, al final vomitó sus huesos y pelaje, también comía perros, lagartos, y su peculiar favorito, las serpientes.
Las misiones de el hombre más hambriento del mundo
El entonces cirujano Pierre-François Percy concluyó en que jamás había visto algo parecido, aunque después de haber permanecido varios meses en el hospital también dijeron que debía regresar pronto a su servicio activo, el cirujano y uno de sus colaboradores llamado M. Courville, determinaron un plan que sería contribución al ejército y la ciencia.
Este consistía en que Tarrare fuera un mensajero, tenía la misión de transportar cargas con información valiosa a otras personas, como un espía. Después de varias pruebas fue enviado a su primera misión, que consistió en entregarle un mensaje a un coronel francés prisionero en un fuerte prusiano. Sin embargo, su apetito voraz quedaba nublado con su pobre capacidad intelectual, cuando apenas empezó la misión fue capturado por soldados prusianos. Los franceses no eran tontos, ya que el mensaje en realidad no aportaba nada a los prusianos, y no tuvieron evidencia de que fuera espía. En cambio, lo que decidieron hacer fue darle una brutal paliza y simular una ejecución. Después de esto, Tarrare fue relevado de ser espía, además de que decidió que las cosas tenían que cambiar.
Una vez mató a un gato abriéndole el pecho con los dientes, bebiendo su sangre y finalmente tragándoselo, al final vomitó sus huesos y pelaje.
El insaciable Tarrare
Tratamientos y decadencia
Tarrare se encontraba desesperado, ya que no quería volver a su servicio militar y también encontrar algo que saciara su apetito, estuvo de vuelta con el cirujano Percy y le administro diversos tratamientos pero ninguno fue exitoso. Después de un tiempo, un bebé de 14 meses desapareció del hospital y la gente sospechó inmediatamente de Tarrare, Percy no pudo defenderlo, o tal vez no quiso, pero el hospital lo sacó de ahí y no regresó.
En 1798, dentro del hospital de Versalles,Tarrare le dijo a su doctor Tessier que quería ver a su cirujano del hospital militar. Este le dijo a Percy que el hombre quería verlo, y así fue. Cuando se reunieron Tarrare le dijo que dos años antes se había tragado un tenedor de oro, y que esto causaba su actual debilidad. Sin embargo, el cirujano diagnosticó una tuberculosis avanzada, no había mucho que se podía hacer, a los pocos meses sufrió de una diarrea exudativa y murió.
Autopsia del hombre más hambriento del mundo
El cadáver se pudrió rápido y los cirujanos del hospital se negaron a diseccionarlo. Tessier, sin embargo, quería saber cómo se diferenciaba internamente de lo normal, y tenía curiosidad también por saber si el tenedor de oro realmente estaba alojado en su interior. En la autopsia, se descubrió que el esófago de Tarrare era anormalmente ancho y cuando sus mandíbulas estaban abiertas, los cirujanos podían ver un gran canal hasta su estómago. Se encontró que tenía el cuerpo lleno de pus, su hígado y vesícula biliar eran anormalmente grandes, y su estómago era enorme, con úlceras cubriendo la mayoría de su cavidad abdominal. El tenedor nunca se encontró.
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